Aysel, era una pequeña niña nacida en un caluroso día de verano, en un pueblo alejado de Juneau, capital de Alaska.
El 7 de Abril se despierta con un rico olor a galletas, se levanta de la cama y baja corriendo la escalera, hoy era el día que tanto había anhelado, su cumpleaños. Entra en la cocina y se encuentra a la abuela al lado del horno sacando una enorme bandeja de galletas con pepitas de chocolate. Ella esperaba que hoy, por ser su décimo cumpleaños, sus demonios la dejaran en paz, pero se equivocaba.
Ya habían desayunado y sus padres se habían marchado a trabajar. Aysel como todos los sábados se quedaba con su abuela.
Estaba en su habitación jugando con la muñeca que le regalaron por su cumpleaños, de repente las cortinas de su habitación se cierran. Aysel asustada corre hacia la puerta pero ésta no se abre. Ella sabía que ésto pasaría, como todos los días su amiga Giselle vendría a visitarla. Aysel no le tenía miedo a los fantasmas, y mucho menos a Giselle.
Pero hoy sí que tenía miedo, Giselle nunca se había mostrado tan agresiva.
Giselle se mostró como siempre, con su característico vestido de seda blanco, su pelo negro enredado y sus pies descalzos, pero Aysel tenía el raro presentimiento de que hoy Giselle, no venía a jugar...
AUTORA: GRACIELA SACRISTÁN MARTÍN. 1º ESO B
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