lunes, 30 de noviembre de 2015

En un pequeño pueblo…




Había una vez una niña llamada Thalia. Ella nació en 1985 en un pequeño pueblo muy pobre. Era una niña muy sociable, por eso tenía muchos amigos y amigas.

Su madre se llamaba Laura, su padre Antonio y su hermano Christian.

Un día por la mañana su madre dejó a Christian en la guardería y a ella en el colegio. Llegando ya a casa se encontró al panadero quien le dijo: 

- Señora, señora, pan calentito y baratito. 

La madre preguntó el precio y le dijo: 

- Un euro la barra. 

Ella contestó:

- Pufff. lo siento pero está muy caro.

- ¿Una lotería a 50 céntimos?, le dijo el panadero.

- Venga vale a ver si me toca. el panadero le dio uno y cogió el dinero.

La madre al llegar a casa empezó a hacer el potaje de lentejas y a limpiar la casa mientras el padre trabajaba para sacar adelante a la familia.

A la 13:30 sale Christian de la guardería y a las 14:00 sale Thalia.

La madre sale de casa a buscar a Christian y después espera en la puerta del colegio hasta que salga Thalia. Pasaron un día normal y corriente en su casa.

Al día siguiente la madre los lleva al colegio y al volver le pregunta al panadero:

-¿Me he ganado algo?

El panadero le pide el boleto y le dice: 

- ¡Señora que se ha ganado usted 10.000.000 de euros!.

La madre tan contenta saca a los hijos del colegio y al marido le dice que deje ese trabajo, les da la gran noticia y deciden mudarse a la ciudad.

Ya llevaban 5 años en la ciudad y Thalia había decidido ir al pueblo. Nadie sabía para qué pero… todos creían que era para ver a sus amigos.

Llegaron y todos sus amigos se fueron corriendo hacia donde estaba ella y ella tan chula les dice: quítense que me manchan. Estuvo así toda la semana, los últimos días que estuvieron en el pueblo la madre murió de un infarto.

El hermano estaba con los amigos de la guardería, el padre con sus amigos en un pequeño bar que había en el pueblo.

Ahí fue cuando ella se dio cuenta de que sin su padre, sin su hermano, sin sus amigos y sin su madre se iba a ver sola, entonces decidió pedirle perdón a sus amigos, los amigos la perdonaron tan amables, el hermano ya volvió por la noche y el padre también, lo único que le faltaba era la madre pero eso era algo que nunca iba a poder recuperar.

Al día siguiente estaban muy a gusto y decidieron quedarse otra semana más.

La madre de su parte les había dejado una herencia que no podían tocar hasta cumplir los 18 años. A los 18 Thalia se sacó el carné de conducir y su parte de herencia se la dio al alcalde del pueblo para que mejorara todo y desde ese momento Thalia iba todos los días al pueblo con su coche a visitar a sus amigos.

AUTORA: IRENE HERNÁNDEZ SANTOS. 1º ESO B

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