Un bonito día en el campo con
montañas, árboles, casa, motos y personas. En aquella casa vivía Carlos un
chico humilde y tranquilo. A él le gustaba estar apartado de la ciudad porque
no le gustaba el ruido. A lo lejos de su casa había una ciudad, Carlos solo iba
a la ciudad a comprar con su moto que le quitó el tubo de escape porque no le
gusta el ruido de la moto, ni el de la ciudad, tan solo le gustaba el sonido de
los pájaros, del viento, de los peces que tenía en su pequeño lago. A él le
gusta respirar el aire puro porque en la ciudad sueles respirar carburante de
los coches. Carlos que era carpintero, llegó un día a ese valle que estaba
desierto, taló un par de árboles, aunque le dolió mucho porque estaba a favor
del medio ambiente, pero lo hizo por su bien, para hacerse una casa. Un día
como cualquiera llegó una mujer, de la que se enamoró y tuvieron 3 hijos
Daniel, Samuel y Alejandro. Ellos con el tiempo fueron arreglando esa casa tan
bonita, entre las montañas nevadas. Aquel día hacía mucho frío y los niños eran
pequeños. Ellos tenían miedo a que se pusieran malos, porque no tenían
recursos y la carretera hacia la ciudad estaba congelada y temían poder caerse. Ellos no tenían jarabes para dárselo a los hijos y aun así los niños no se
pusieron malos. Estaban muy felices en aquel desierto donde se había construído
su casa y su lago para vivir todas las generaciones de la familia Rodríguez
González y allí vivieron todos muy contentos.
AUTOR: YÓVERI
JIMÉNEZ PULIDO. 1º ESO B
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