Hola, me llamo Michael, mi
historia empezó una mañana en el campo. Era un 24 de abril, en 2015. Me había
despertado por culpa de unos gritos que se oían a lo lejos de mi casa, eran
unos gritos como si estuviesen matando a alguien. Rápidamente me vestí, cerré
todas las puertas y las ventanas de mi casa, comí y preparé una mochila con las
cosas que me iban a hacer falta.
Cogí las cosas, preparé la
camioneta y fui a investigar. Casi al llegar al sitio, los gritos ya habían
dejado de oírse, como si alguien quisiese llamarme la atención para ir a
investigar. Al calmarse los gritos, me asusté porque de tantos árboles se veía
oscuro.
Cogí la linterna y me seguí
adentrando en el bosque caminando, al rato se oyeron cosas moviéndose entre los
árboles y arbustos, rápidamente se me apagó la linterna, sentí una presencia
rara, y así fue, alguien me cogió y me llevó a algún sitio raro con los ojos
vendados y las manos atadas a la espalda, sentí que me sentaban en una silla o
algo, estaba temblando y con mucho miedo dentro.
Me quitaron la venda de los ojos
y delante de mí vi a alguien vestido de negro de pies a cabeza, me dijo que si
intentaba hacer algo me iba a pasar algo malo.
Al cabo de tres días seguía allí,
pero el/ella me alimentaba todo lo que hiciera falta, yo lo veía raro en una
persona así.
Al final de la semana me
volvieron a quitar la venda de los ojos. El que lo había hecho había sido mi
hermano mayor, para aprender que no todos los hombres y niños no eran
valientes, por una cosa que había pasado una vez.
AUTORA: PAULA SANTANA ORTEGA. 1º ESO B
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