El motorista va a casa de su
padre porque está muy enfermo. Él era un hombre muy alegre y con mucha
educación, vivía en una cabaña con un lago enfrente. Antes de ponerse enfermo
se sentaba en el césped a mirar su reflejo en el agua, su sueño era convertirse
en un gran pez. Él contaba su vida como una historia, le habían pasado muchas
cosas buenas y malas, pero él lo exageraba un poco. Cuando su hijo llegó a la
casa lo llevó a dar un paseo por las montañas, el hijo nunca estaba con su
padre, ni se hablaban pero él sabía, que su padre tarde o temprano iba a
fallecer, así que hizo lo posible para estar sus últimos días con él. Lo llevó
al circo e intentó cumplir todos los deseos que tenía el padre. Cuando llegaron
a la cabaña, el padre le dijo que era uno de sus mejores días, pero solo
faltaba un sueño, quería convertirse en un pez. Al día siguiente el padre
falleció, el hijo lo cogió, lo llevó al lago y lo soltó en el lago, y veía como
los peces se iban acercando a ver lo que había. Luego lo sacó y al padre
lentamente se le iba poniendo una sonrisa en la boca. Cuando enterraron al
padre, el hijo arregló la casa y empezó a vivir allí. A unos pasos había un
pueblo pero, era pobre, las casas se caían trozo a trozo, había solamente ocho
casas. Él sin decir nada a nadie, día tras día, iba al pueblo para arreglar
cada vez una casa. Cuando la gente del pueblo se dio cuenta de lo que hacía, le
empezaron a ayudar. Tras unos días, el pueblo quedó arreglado, la gente del
pueblo se lo agradecieron con una gran fiesta. Cuando se dio cuenta, que lo que
más le gustaba a él era hacer feliz a la gente, así que iba buscando pueblos y
les ayudaba a hacer lo que sea.
AUTORA: CHAMAIDA PÉREZ ARBELO. 1º ESO A
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