Érase una vez una familia que
vivía en la Selva Negra, Alemania. Eran pobres, pero felices. Habitaban en una
casa alejada del pueblo. Un día, sin avisar, los militares tiraron una bomba
que cayó justo al lado de la casa en la que vivían. La familia la componían: la
abuela, el abuelo, los padres, el hermano de Sara y ella.
Esa bomba quiso avisar de que
empezaba la guerra. Sin empezar, ya habían muerto todos, menos Sara. Ella no
sabía qué hacer. Se sentía sola, triste y con mucho miedo. En la guerra Sara
estuvo escondida en el sótano de su casa que era lo único que le quedaba. Allí
estuvo 2 meses encerrada tomando un buche de agua cada día, porque solo le
quedaba eso. Tras pasar estos 2 largos meses encerrada allí, quiso salir. La
guerra no era por esa zona, sino más bien en el pueblo que estaba a 20Km de su
casa. Al salir vio como poco a poco se iban desplazando hacia su casa. Así que
decidió volver al sótano y buscar un arma con el que protegerse. Tenía suerte
ya que en el sótano estaba bastante escondido entre los árboles caídos y la
casa derribada por la bomba. En ese mismo instante, se acordó de que a veces
iba a cazar conejos y vacas con su padre. Tenían un sitio secreto donde
guardaban sus escopetas y también pistolas para cuando había guerra en los
tiempos de antes. La última había sido hacía ya una década.
Buscó las pistolas y escopetas.
Una vez encontradas se puso en posición de ataque a esperar. Pasaron 5 minutos y nada. Pasaron
10… 20… y… a la media hora, se abrió la puerta. Cuando vieron a Sara con
la escopeta en la mano soltaron las armas que llevaban. No tuvo más remedio que
matarlos ya que eran enemigos. Cerró la puerta del sótano y volvió a colocarse.
Al segundo se volvió a abrir, también era su “enemigo”, lo que a él si lo
conocía y le gustaba mucho. Los padres de él eran amigos de los de Sara. Así
pues ellos 2 eran íntimos amigos también. En las guerras se protegían unos a
otros entre toda la familia, pero ésta no fue así. Sara corrió a darle un
abrazo porque hacía ya un tiempo que no se veían y Manuel también. Se
protegieron hasta que terminó la guerra, que duró 3 días más. Al día siguiente
como ya se había acabado la guerra, se contaron todo. Sara tenía 22 años y
Manuel 23, se gustaban y por eso pasó lo siguiente:
Él: mis padres murieron.
Ella: los míos también.
Él: siento mucho que hayan muerto
y… que sepas que no he querido ser nunca tu enemigo.
Hubo un momento de silencio…
Ella: yo tampoco quiero ser tu
enemiga y…
Él: ssss… ¿Quieres ser mi esposa?
Ella: ¡SÍ!
Al poco tiempo se casaron y
fueron felices para siempre ya que no hubo más guerra. Y…
AUTORA:
GARA MARTÍN CEDRÉS. 1º ESO B
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